Al profundizar en las antiguas verdades de la unción para mi libro, La Novia Ungida (publicado en 2016), un pasaje de las Escrituras me llamó la atención con profunda claridad: Éxodo 30:22-25. Aquí, Dios le proporciona a Moisés una receta precisa para el aceite de la santa unción: una mezcla sagrada diseñada para consagrar sacerdotes, santificar espacios sagrados y atraer a su pueblo a una comunión más profunda con Él. Esta fórmula divina, lejos de ser un simple ritual, posee un significado espiritual atemporal que resuena en los creyentes de hoy. En esta columna, los invito a explorar el aceite de la unción del Éxodo y su perdurable llamado a la santidad.
La receta que Dios le dio a Moisés es meticulosa: 500 siclos de mirra líquida, 250 siclos de canela fragante y 250 de caña aromática, 500 siclos de casia y un hin de aceite de oliva. Estas medidas, equivalentes a aproximadamente seis litros de aceite con 12,5 kilogramos de especias, reflejan la intencionalidad de Dios. Cada ingrediente tiene un peso simbólico que señala la obra transformadora del Espíritu Santo. La mirra, con su amarga fragancia, evoca sufrimiento y purificación; la canela y la casia evocan calidez y dulzura, simbolizando el amor de Dios; y la caña aromática sugiere fuerza y estabilidad. Sin embargo, la base de esta mezcla es el aceite de oliva —más del 90% de la mezcla—, lo que nos recuerda el proceso de trituración que produce tanto el aceite como la entrega espiritual.
Lo que más me impacta de esta receta es su origen divino. Dios no dejó la composición a la creatividad humana; Él especificó los ingredientes y proporciones exactas, declarando que este aceite debía ser santo, usado exclusivamente para Sus propósitos. Éxodo 30:29 instruye que cualquier cosa tocada por este aceite queda consagrada, apartada para Dios. Esto no fue una sugerencia sino un mandato, subrayando la santidad de la unción. Es importante enfatizar que si bien los ingredientes individuales en el aceite de la unción del Éxodo (mirra, canela, casia, caña aromática y aceite de oliva) no están prohibidos y pueden usarse para diversos propósitos, la mezcla específica y las proporciones dadas por Dios a Moisés son exclusivamente santas y apartadas . Dios ordenó que nadie replicara o usara esta receta exacta para uso común o personal. Éxodo 30:32-33 advierte claramente que cualquiera que haga o use esta fórmula sagrada ilegalmente será "cortado de su pueblo".
Esto significa que el poder y la santidad del aceite del Éxodo no residen únicamente en sus ingredientes, sino en la mezcla divinamente designada, hecha bajo la instrucción directa de Dios para fines de consagración en el Tabernáculo y el sacerdocio. Usar los ingredientes individualmente o en otras mezclas no está prohibido; sin embargo, recrear o aplicar la fórmula exacta fuera del contexto ordenado por Dios constituye una grave violación con consecuencias espirituales.
Por lo tanto, los creyentes están llamados a respetar las instrucciones de Dios honrando este aceite sagrado como único, a la vez que aprecian y usan cada una de las especias y el aceite de oliva responsablemente, de maneras que glorifiquen a Dios y reflejen su designio. El aceite debía usarse para el Tabernáculo, sus utensilios y los sacerdotes, señalándolos como vasos para la presencia de Dios. Su mal uso, como advierten los versículos 32-33, acarreaba graves consecuencias, incluyendo la separación de la comunidad.
Al estudiar este pasaje, comprendí que el aceite de la unción del Éxodo es más que un artefacto histórico: es un modelo para la vida espiritual. El aceite de oliva, exprimido a partir de aceitunas machacadas, refleja el proceso de morir a uno mismo, un paso doloroso pero necesario para llevar la presencia de Dios. Las especias aromáticas, mezcladas en perfecto equilibrio, reflejan la naturaleza multifacética de la obra del Espíritu Santo en nosotros: purificadora, reconfortante y fortalecedora. Este aceite no buscaba sanidad física ni beneficios naturales, como sugieren algunas interpretaciones modernas. Su poder residía en su función como punto de contacto para la fe, activando las promesas de Dios mediante la obediencia y la oración.
En La Novia Ungida , exploro cómo esta receta sagrada sigue siendo relevante para los creyentes de hoy. Si bien ya no ungimos sacerdotes ni tabernáculos de la misma manera, el principio perdura: el aceite de la unción es un símbolo de consagración, un recordatorio tangible para apartarnos para el servicio de Dios. Cuando se usa con fe, se convierte en un conducto para su poder de sanar, liberar y restaurar. Sin embargo, debemos abordarlo con reverencia, siguiendo el modelo bíblico de las mezclas a base de aceite de oliva en lugar de sustituirlas por aceites esenciales, que carecen del contexto espiritual del diseño de Dios.
El aceite de unción de Éxodo nos reta a reflexionar sobre nuestra propia consagración. ¿Estamos dispuestos a someternos al proceso de sacrificio, a renunciar a nuestros deseos y a dejar que el Espíritu Santo nos transforme en vasos de su gloria? Como he visto en mi ministerio con LoveUnlimited, quienes aceptan este llamado descubren una intimidad más profunda con Dios. Los animo a estudiar Éxodo 30:22-25, buscar aceites de unción con fundamento bíblico y usarlos con fe, glorificando a Dios por su obra. Permitan que esta receta sagrada los inspire a vivir una vida apartada, fragante con la presencia del Espíritu Santo.
En la fe,
Robin Prijs
Fundador, LoveUnlimited Ministries